Faro del Caballo
Al lado mismo de Santoña se encuentra el monte Buciero, una península de 600 hectáreas que conserva la mejor mancha de encinar cantábrico del país, entre acantilados de 200 metros, fortificaciones napoleónicas y faros tan increíbles como el del Caballo, de 1863.
El único modo de llegar a este enclave es a pie desde la población de Santoña, un recorrido de aproximadamente hora y media, en el que hay que descender, y luego ascender, nada menos que 700 escalones. Otra opción es bordear completamente el monte por senderos junto a los acantilados y enormes farallones cortados en la roca, un total de 12 kilómetros.
Si escogéis un día claro y con el agua en calma, encontraréis un paraíso donde daros un chapuzón. Aguas cristalinas, turquesas, a la que se accede descendiendo 100 escalones más desde el faro hasta la plataforma.
No os perdáis uno de los mejores rincones de Cantabria.